
-¿Y por qué coco? ¿Tanto te gusta?
- Sí, y desde hace tiempo un poco más.
- Sí, y desde hace tiempo un poco más.
- Todo empezó en primavera,
cuando el calor aún no se había instalado de forma permanente entre las calles
de la ciudad. Todavía se podía apreciar
en la vestimenta de la gente los últimos vestigios del invierno; chaquetas,
medias en las mujeres, botas y bufandas
de entretiempo en el cuello. Pero para mí la primavera había llegado con todo
su esplendor. Sí, llegó con un sinfín de novedades que hicieron que esa
estación se convirtiera en el principio
de algo que a día de hoy me quita muchas
horas de sueño, pero al mismo tiempo me hace sentir una alegría y felicidad
inconmensurable.
- Pero... cuéntame lo del coco.
- Lo del coco es lo menos importante de ésta historia, mejor
te cuento lo que más recuerdo de esa primavera.

- ¿Y qué tiene que ver todo eso con el coco?
Lo del coco todavía no llega. Antes del coco vinieron otras
cosas. El sótano aquel se convirtió en un sitio rutinario pero al mismo tiempo
muy venerado por todos nosotros. Para mí aquel sitio tenía magia, era como la
casa magnética de los parques de
atracciones, cuando estaba dentro había algo que me atrapaba y hacía que el tiempo allí no corriera como en
el exterior. Pasé muchas horas, y cada una de ellas fueron para mí “horas
extraordinarias”.
- y el co…
- ¡Calla!!
- Mira, como veo que sólo te interesa el dichoso coco, te
diré que aparte de ser el: “Fruto del cocotero, semejante al melón en su forma
y tamaño, cubierto de una doble corteza, la primera fibrosa y la segunda muy
dura; por dentro y adherida a esta tiene una pulpa blanca y sabrosa, y en la
cavidad central un líquido dulce llamado agua de coco.” …Para mí el coco es el antídoto de mi vida.
-¿De verdad?
- Ajá.
4 comentarios:
Creo que cada uno tenemos nuestro propio antídoto. Ese elemento (del tipo que sea) que no hace sentir a salvo de todo. Ese "algo" que nos da la fuerza que las circunstancias de la vida, a veces, nos quiere arrebatar. El problema de esta vida, es que hay mucha gente, que sólo quiere ir al meollo de las cosas sin pararse a observar todo aquello que rodea al meollo y que es lo que lo hace tan diferente, tan especial. Ellos prefieren ir a lo rápido al epicentro de todo, y así se pierden una parte importante de la vida: las sensaciones, la magia. Pero ¿sabes qué? que ellos se lo pierden.
Un abrazo
Andylonso muchas gracias por tu comentario. Has entendido a la perfección lo que quería tranmitir a través de la metáfora del coco.
Un saludo guapa!.
El coco no está al alcance. Está en lo alto del cocotero. Hay que trepar por el largo tronco para alcanzarlos. Pero tambiçen el cocotero los suelta, los deja caer, y están más accesibles. Entonces se coge el coco, y uno piensa: "¿Cómo rayos se comerá esto?" Y sólo tras superar el duro y espeso pelaje... sólo tras lograr partir la sólida corteza, se puede acceder a la carne fibrosa y blanca... sorber el dulce jugo que guarda el coco celosamente en su interior.
Anónimo, por un momento me has recordado a Tom Hanks en la película "El naúfrago", solo te ha faltado hablar con el coco al igual que hizo Tom con el balón que encontró. Estoy segura que le hubieras dado una conversación interesante.
Un saludo cocoteril.
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Escribiendo desde la luna todo parece diferente.
Hay silencio.
Me quedo aquí a leer lo que me contéis.