jueves, 24 de enero de 2013

TEMAS VARIADOS




Aquella tarde no hablarían del apareamiento de las abubillas en primavera ni de los misterios de las pirámides de Egypto, no, esa tarde dejaron de comentar los documentales de la 2  para adentrarse en conversaciones mucho  más convencionales. Tenían poco tiempo pero el suficiente para tomar  un concentrado de piña  y un agua con gas caducada. Ella, de vez en cuando miraba con impaciencia a su alrededor, solo miraba, porque desde luego con su miopía no podía ver más allá  de  dos metros de donde estaba sentada. Él, tranquilo e impasible y sin preocuparse de la hora, se enroscaba la bufanda al cuello mientras le hablaba de una ola de frío que ocurrió en el siglo pasado. Ella, le miraba perpleja, puesto que el tema del clima continental en la  Península Ibérica no lo habían tocado hasta ahora.

 
De repente, y sin previo aviso el tema derivó en asuntos gastronómicos. Él insitía en el buen hábito de comer zanahoria y de las propiedades beneficiosas para la salud, ella, interiormente se preguntaba, ¿cómo habrá que comerla para que haga mayor efecto, cocida, cruda, frita, deshidratada o tal vez rallada? pero en vez de preguntar eso y pecar de desconocimiento del tema asentía con la cabeza y  le afirmó que haría caso de su consejo.      
.Se dió cuenta, en ese mismo instante, que ciertos animalillos famosos que comen zanahorias saltan asilvestrados por los montes, cual cabritas de Heidi,  poseen muy buena vista y  por algo será...

Sin saber ni cómo ni porqué salió el tema de las piñas, piñas maltratadas las pobres, él le explicaba con
mucha vehemencia   que las pinchan y las meten glucosa, y ella, desconocedora absoluta de semejante sacrilegio se sintió engañada por el frutero de toda la vida al que cuando le pide una piña dulce hace todo un ritual de coger una, dejar otra, quitarle una hojita de arriba, tocarle el culo (a la piña)..¿y total para qué? se preguntaba ella, en ese momento, si van a estar todas dulces...que le acababan de desvelar el secreto, que no hay piña sana..., que a todas las pinchan como si tuvieran diabetes...le iba a oir el frutero el próximo día Já..

 
Minutos más tarde pasaron a hablar del emperador pero no precisamente de César Octavio Augusto, ése ya les tocaría comentar  cuando se adentrasen en el tema del Imperio romano, él se refería al emperador de comer, al de mar, a ese que no tiene espinas y que como te lo den de la parte seca te puede servir de chicle. En este caso, él  no habló de las 1001 recetas que seguramente conocía para prepararlo, el tema emperador se convirtió por unos instantes en algo más cercano a Alfred Nobel  que a Arguiñano. La mente de ella no daba para tanto, le iba a mil por hora intentando recordar la tabla periódica de los elementos, metales, no metales, valencias...etc y al mismo tiempo se preguntaba, ¿por qué tenían que salir estos temas tan tan de "saber y ganar" en vez de "pasapalabra" o el "1,2,3"?  Cuando salío la palabra mercurio a ella le vino a la cabeza el desatre que se formaba cuando se rompía un termómetro de los de siempre y millones de bolitas plateadas se esparcían por todo el suelo. ¿Eso tan asqueroso y dificil de atrapar tenían los emperadores en su interior?, pues era fácil la solución; primero,  se abre el emperador y con mucha paciencia vas uniendo todas las mini bolitas hasta que se hace una más grande. Y cuando se disponía a escuchar atentamente la pertinente explicación por parte de él  y descubrir si coincidía con la que ella se había imaginado, la conversación se quedó interrumpida por la hora. El reloj marcaba  las...qué más da que hora era, los dos se fueron apresuradamente, se despidieron hasta el día siguiente para seguir hablando de... de temas variados

El pensaría, "qué pena ahora que le iba a hablar de los erizos de Denia"...